Con esta emblemática frase del compañero Marcelino Camacho queremos rendirle nuestro particular homenaje a quien ha sido todo un ejemplo de integridad en la lucha sindical obrera. En una época de turbulencias como las que nos ha tocado vivir, en la que la globalización intenta dilapidar el esfuerzo de tantas personas que voluntariamente consagraron su vida en defensa de los derechos de los demás, personajes como Marcelino Camacho deben servirnos de ejemplo en el convencimiento de que un mundo más justo y mejor es posible
Su deseo de que al igual que se acabó con la esclavitud se acabe con la explotación de los trabajadores, no lo ha podido ver cumplido, máxime en los últimos años en los que la agudización de la pobreza ha hecho resurgir nuevos esclavos, explotados y contemplados de manera impertérrita desde todos los estratos del mal llamado primer mundo.
Nuestro homenaje y tributo a Marcelino Camacho, todo un ejemplo en defensa de los trabajadores y en la lucha por los derechos sociales.
Descanse en paz
